Las
conductas agresivas o violentas que perciben los niños de parte de
sus compañeros pueden pasar desapercibidas por el personal de la
escuela, como también por algunos padres que consideran estos
comportamientos típicos de la edad y que los ayudan a crecer
(Rodríguez, Seoane & Pedreira, 2006). Otra situación que
dificulta la valoración del problema es el pacto de silencio entre
agresores y agredido (Gumpel & Meadan 2000; Cerezo, 2006).
Este fragmento afirma que los niños
en estas situaciones tienen miedo a contar que son maltratados y
estos casos pueden pasar por desapercibido tanto por parte del
profesor como por parte de la familia del niño/a.
Por esta causa y para evitar este error es importante cualquier
tipo de ayuda o bien de los compañeros o de cualquier testigo
presente en estas situaciones.
Otros de los errores existentes que se
cometen por parte de las familias es creer que el acoso no es
realmente para ellos un acoso y lo ven mas que nada como una etapa
típica de la edad y por la que los niños tienen que pasar, es una
visión bastante errónea y egoísta ya que no se están poniendo en
el papel del niño/a y pensar si realmente es un juego donde el
sujeto lo está pasando bien o realmente es una situación donde lo
está pasando mal.
Cid, P, Díaz, A, Pérez, MV, Torruella, M, Valderrama, M.(2008). Agresión y violencia en la escuela como factor de riesgo. SCIELO. (2), 21-30.
Cid, P, Díaz, A, Pérez, MV, Torruella, M, Valderrama, M.(2008). Agresión y violencia en la escuela como factor de riesgo. SCIELO. (2), 21-30.
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